LA FÁBRICA: el arte como herramienta de movilización ciudadana

Reuniendo múltiples testimonios y reflexiones sobre la historia y legado de la comunidad textil de Tomé, LA FÁBRICA. Trazado de una investigación es un proyecto artístico-curatorial iniciado por la artista Claudia del Fierro y la curadora Ana María Saavedra en el 2016. En este texto, Leticia Gutierrez provee un breve trasfondo histórico de esta comunidad, y examina cómo el proyecto LA FÁBRICA promueve la movilización ciudadana y contribuye al diálogo social y político de una comunidad que elige activamente qué recordar.

Lea la traducción al inglés aquí.

Recreación de la fotografía Trabajadores de Bellavista Tomé de 1935. Celebración del día del Patrimonio, Tomé, 29 de mayo de 2016. Foto: Francisco Javier Matamala
Obreros en fábrica textil Bellavista Oveja. Comuna de Tomé, Chile. circa 1930 Archivo Fábrica Bellavista

Desde el año 2016, la artista Claudia del Fierro y la curadora Ana María Saavedra investigan la historia textil de la ciudad de Tomé1La ciudad de Tomé está ubicada en la provincia de Concepción, región del Biobío, en el centro de Chile. a través de un proyecto editorial y expositivo titulado LA FÁBRICA. Trazado de una investigación. El proyecto reúne las voces de los integrantes de la comunidad textil tomecina —extrabajadores, sus familias y vecinos— así como de académicos y periodistas, con el fin de conformar un armamento de historias orales y estudios prácticos a manera de testimonio unitario que sustenta el derecho de la comunidad a defender su historia y a preservar sus inmuebles. La metodología del proyecto acoge un trabajo abierto y en desarrollo que opera dentro del diálogo social y político de una comunidad que elige activamente qué recordar. LA FÁBRICA utiliza el arte como herramienta de movilización ciudadana, encaminando la práctica artística a asumir una responsabilidad social para un beneficio comunitario, contribuyendo así a la construcción de una memoria heredable.

La historia de la comunidad textil de Tomé se inicia en 1865 con la fundación de la empresa Bellavista Oveja Tomé. Tras su apertura, y con el paso de los años, se construyeron en torno a ella residencias para los trabajadores de la empresa, otras fábricas textiles, una iglesia, un mercado, una escuela y un gimnasio.2“Bellavista Oveja Tomé: La marca que tejió la moda chilena”, Revista Ya (11 de diciembre de 2007), acceso el 23 de junio de 2018 Por su alta calidad de lanas y la exportación de las mismas, Tomé se convirtió en cuna de una de las principales industrias textiles de Latinoamérica en los años cincuenta y sesenta. Sin embargo, Bellavista Oveja Tomé, empresa fértil de gran riqueza, fue afectada por la crisis financiera de Chile en 1982, que tuvo lugar durante la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet entre 1973 y 1990. La crisis financiera se atribuye a la sobrevaluación del peso chileno y a las altas tasas de interés en Chile.3Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile, vol. 3 (Buenos Aires: LOM Ediciones, 2002). Pese a distintos intentos por recuperar la pérdida económica, Bellavista Oveja Tomé se vio obligada a declararse en quiebra definitivamente en el año 2008, dejando atrás más de 100 años de historia y afectando la operación textil de Tomé. 

Con el fin de preservar los inmuebles que funcionaban como fábricas textiles y su historia, en el año 2014, vecinos y organizaciones comunitarias conformaron la Mesa Ciudadana por el Patrimonio de Tomé. En 2016, lograron que la fábrica Bellavista Oveja Tomé fuese declarada Monumento Histórico Nacional. Esta declaratoria —a raíz de la cual la Mesa Ciudadana por el Patrimonio de Tomé se constituye como cooperativa Corporación La Fábrica en 2017— permite proteger el uso de suelo de la fábrica; es decir, prohíbe la demolición del inmueble y su uso para otros fines que no sean culturales. Esto, a su vez, evita que el edificio se convierta en local comercial, lo cual contribuiría en última instancia a procesos urbanos tales como la gentrificación.

Vista de la exposición La Fábrica. Trazado de una investigación, Centro Cultural Tomé, 2017. Foto: Daniel Cartes

LA FÁBRICA como proyecto artístico-curatorial es articulado en una publicación impresa en 2017 acompañada por dos exposiciones: una realizada en el Centro Cultural Tomé en la ciudad de Concepción, Chile, en 2017 y otra a presentarse en Galería Metropolitana de la comuna de Pedro Aguirre Cerda en Santiago, Chile, en 2019. La publicación reúne las contribuciones escritas y gráficas del antropólogo Christian Matus Madrid, el arquitecto Nicolás Sáez, la periodista Carolina Lara, el investigador y vecino Daniel Cartes Binimelis, así como de las mismas Claudia del Fierro y Ana María Saavedra. La exposición en el Centro Cultural Tomé reunió obra artística y de archivo que tocaba temas tales como vida cultural, bienestar, sindicalismo, orgullo textil, Golpe Militar, quiebra de Bellavista y otros oficios. La muestra tenía como pieza central un video que documenta los testimonios de extrabajadores y otros agentes vinculados con las fábricas. En tanto la exposición en Galería Metropolitana en 2019 está por verse lo que presentarán Del Fierro y Saavedra. Hasta ahora, el trabajo apunta a extender los fondos del Estado en materia de preservación patrimonial.4El dato sobre la extensión de los fondos del Estado fue proporcionado durante una entrevista con Claudia del Fierro y Ana María Saavedra conducida por Leticia Gutiérrez, 31 de Julio de 2018, vía videollamada.

Según Del Fierro y Saavedra, el crédito de la declaratoria de la fábrica Bellavista Oveja Tomé como Monumento Histórico Nacional se lo lleva la Mesa del Patrimonio de Tomé.5Ibid. Sin embargo, el proyecto artístico-curatorial LA FÁBRICA no puede separarse de los esfuerzos de la Corporación. La exposición y la publicación llamaron la atención de los ciudadanos de Tomé sobre el tema y aportaron directamente a la discusión local e iniciativa por preservar las fábricas textiles. Tal es el caso de la participación de Christian Matus Madrid, quien forma parte de la Mesa del Patrimonio de Tomé, y quien contribuyó a LA FÁBRICA mediante una reflexión sobre la noción de patrimonio cultural. Matus Madrid señala que los bienes declarados como patrimonio no obedecen a un mero valor comercial y económico, ya que lo dictaminado correría el peligro de convertirse en fetiche. El valor histórico no sólo se encuentra en los bienes inmuebles, sino también en la memoria de la industria textil, que es una historia polifónica y personal y que, al establecerse una relación afectiva con lo material y con lo inmaterial, constituye una historia sentimental. Ejemplos de estas historias, académicas y sentimentales, son precisamente los textos contenidos en la publicación. En su contribución, Carolina Lara expone una breve historiografía de la formación de sindicatos de artistas y registro de actividades culturales, tanto previas como en su paso por la dictadura de Pinochet y sus secuelas. Por su parte, Nicolás Sáez escribe una crónica de los talleres de fotografía y de cultivo que, bajo su organización e implementación, exploraban temas como la función de crear imágenes y el sembrado de plantas medicinales y árboles frutales. Finalmente, Daniel Cartes Binimelis, quien forma parte de la Mesa del Patrimonio de Tomé, sugiere la edificación de un museo para la comunidad de Tomé. Un museo imaginado gracias a la exhibición realizada por Saavedra y Del Fierro.

Diagrama del proyecto La Fábrica. Trazado de una investigación, 2017. Dibujo: Claudia del Fierro
Fábrica Bellavista Tomé, 2017. Foto: Claudia del Fierro
Encuentro y mesa de conversación, La Fábrica. Trazado de una investigación, Centro Cultural Tomé, 2017. Foto: Oscar Concha
Héctor Lara Cancino, Maquinaria en desuso, Fábrica Bellavista Tomé, 2015. Foto: Claudia del Fierro

Estos son algunos ejemplos de la manera en que LA FÁBRICA se inserta en el diálogo dentro de la misma comunidad y repercute en las negociaciones del patrimonio y en la conciencia colectiva. La reunión de perspectivas de la comunidad y su visibilidad concentradas tanto en la publicación como en la exposición movilizaron a sus ciudadanos a alcanzar la declaratoria de patrimonio. Esto representa el derecho ciudadano de la comunidad a determinar qué historia se quiere preservar y qué legado se quiere para las generaciones futuras, lo que a su vez se convierte en ley protegida constitutivamente por el Estado mediante la declaratoria de patrimonio. 

En tanto metodología, LA FÁBRICA enfatiza la cualidad de apertura de su proceso de estudio, que, sin punto final, identifica por ejemplo campos de exploración futura como lo es el rol de las mujeres en la comunidad. Este material, según Saavedra, se encuentra en un estado de “desarrollo” y forma parte de “una investigación creativa guiada-por-la-práctica”.6Claudia del Fierro, Ana María Saavedra, eds., LA FÁBRICA. Trazado de una investigación(Concepción: Trama Impresores S.A., 2017), 6.

El método de investigación del proyecto se relaciona también con el trabajo curatorial que Saavedra ha llevado a cabo principalmente bajo la codirección de Galería Metropolitana junto con el historiador del arte Luis Alarcón. Si bien LA FÁBRICA no es un proyecto gestado intrínsecamente en el seno de Galería Metropolitana, su asociación con los valores que Galería Metropolitana representa es innegable. Desde la elección del tema a investigar hasta su desarrollo y alcances, la metodología se basa en los ejes curatoriales que Saavedra y Alarcón ejercen y trabajan como espacio.

PSJM. ¡Viva Chile, mierda! Galería Metropolitana, Santiago de Chile, Noviembre 2014. Foto: Nicolás Castro

Galería Metropolitana funciona desde 1998 como un espacio que busca contribuir a los sistemas de participación social. Saavedra y Alarcón buscan crear proyectos desde “zonas de disputa”, desde “zonas conceptuales de conflicto”, como modelo de acción para la transformación social de las instituciones que rigen el comportamiento de los ciudadanos.7Citas tomadas durante una entrevista con Ana María Saavedra y Luis Alarcón conducida por Leticia Gutiérrez, Santiago de Chile, Galería Metropolitana, 2 de Junio de 2018. El curador asume un rol de articulador que moviliza la práctica artística de manera pública y colabora con redes dentro y fuera de la disciplina artística con el fin de promover valores y provechos comunes:

A medida que se ha ido ampliando la red de articulaciones latinoamericanas e internacionales por la que se mueve Galería Metropolitana, L. Alarcón y A.M. Saavedra han traspasado cada vez más fronteras (entre lo local y lo global pero, también, entre el adentro del sistema-arte y sus afueras comunitarios) y, por lo mismo, han desplegado la movilidad de saber hablar varias lenguas al mismo tiempo: la lengua del pacto institucional y de la eventual negociación de intereses, la lengua de la reconversión y del desvío de recursos simbólicos-culturales para fines alternativos a los que controlaban sus fuentes económicas, la lengua de las infiltraciones del sistema de autoridad por rendijas casi invisibles que terminan erosionando en bases de consenso.8Luis Alarcón, Ana María Saavedra, eds., Galería Metropolitana 2011-2017 (Santiago de Chile: Andros, 2017), 28.

Tal como afirma Nelly Richard, la gestión cultural de Galería Metropolitana se ha encargado de repensar el lugar y función del arte al poner en tensión la práctica creativa e insertarla en el sistema político, económico y social de la democracia. Su práctica curatorial trasciende el mundo del arte y busca utilizar el sistema artístico como un sistema de colaboración que tiene como fin el bien común. 

En relación con LA FÁBRICA, la práctica curatorial hace que el arte traspase las fronteras de la mera contemplación y su fetichización para habitar dentro de un marco de zonas de conflicto. El proyecto mapea diferentes capas y contradicciones de la práctica creativa para pensar de manera diferente lo que el arte puede lograr, para que el arte sea útil, para que sea una herramienta de participación ciudadana. Las zonas de disputa y conflicto desde las que el proyecto opera son las gestiones por la declaratoria de patrimonio y la búsqueda por preservar la historia textil de Tomé. La transformación institucional reside en otorgar visibilidad a los relatos de la comunidad como estrategia para activar zonas de democracia cultural. Es decir, los ciudadanos ejercen el derecho de defender sus intereses; se presentan ante la autoridad estatal para interceder por el caso que han elegido representar, la historia que han escogido para que les represente y que será heredada por futuras generaciones. 

Así, esta iniciativa desde el arte, a través de la curaduría, incide en la política. Es desde la colaboración, y un discurso crítico y una enunciación autorreflexiva, que LA FÁBRICA. Trazado de una investigación estimula la movilización ciudadana y puede ser utilizado como estrategia para la transformación institucional y el ejercicio político.

  • 1
    La ciudad de Tomé está ubicada en la provincia de Concepción, región del Biobío, en el centro de Chile.
  • 2
  • 3
    Gabriel Salazar y Julio Pinto, Historia contemporánea de Chile, vol. 3 (Buenos Aires: LOM Ediciones, 2002).
  • 4
    El dato sobre la extensión de los fondos del Estado fue proporcionado durante una entrevista con Claudia del Fierro y Ana María Saavedra conducida por Leticia Gutiérrez, 31 de Julio de 2018, vía videollamada.
  • 5
    Ibid.
  • 6
    Claudia del Fierro, Ana María Saavedra, eds., LA FÁBRICA. Trazado de una investigación(Concepción: Trama Impresores S.A., 2017), 6.
  • 7
    Citas tomadas durante una entrevista con Ana María Saavedra y Luis Alarcón conducida por Leticia Gutiérrez, Santiago de Chile, Galería Metropolitana, 2 de Junio de 2018.
  • 8
    Luis Alarcón, Ana María Saavedra, eds., Galería Metropolitana 2011-2017 (Santiago de Chile: Andros, 2017), 28.
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